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Mostrando entradas de octubre, 2017

Infección interna

Estáis todos infectados y no lo queréis ver. Dejemos de ocultarlo, vamos a vivir siendo libres, como si todo nos diese un poco igual y todo valiese. Como si respetásemos cualquier decisión dirección orientación guía apoyo y cualquier color. Vamos a fingir que ser felices es el pan de cada día que no estamos mintiéndonos constantemente. Vamos a dejar de tener miedo a hablar a dejar de pensar que somos pesados a dejar de echarnos en cara que la cagamos. Vamos a amarnos a nosotros primero y luego a todos los demás. Aceptemos que estamos infectados tan adentro que ya no nos duele girarle la cara e incluso golpearla. Seamos realistas, no está tan mal estar mal si tu proposito es sanar. Si tu frente tiene como objetivo reconducirse entonces no importa cuanto tardes. Solo hazlo.

Consciente

Mentirme, fingir que sí, que 'todo va bien'; que no importa pasear sola, comer salir dormir e incluso reir sola, no importa. Al parecer no fui muy creíble, no fui suficientemente creíble conmigo misma, me descubrí llorándole a las penas que dejaran de crecer que dejaran de hacerse hueco en este infierno que esta mañana no estaba pero que lleva aquí años. Que no es la primera vez que crece que ya tuve que podar que ya estuve esterilizando, que me encargué personalmente de dejarme seguir. Al parece me convencí de que toda mentira podía ser verdad, que no hacerme daño sería imposible que salía más barato ocultarme detrás de un todo va bien constante. C.

Sin querer

Parece consolar el hecho de que todos hayamos vivido algo parecido; que todos en algún momento nos hemos sentido fuera de sitio, que hemos sentido que no nos quieren, que no les apetece vernos. Pero seamos sinceros, no consuela, solo parece que lo hace. Sentirse fuera, rechazado, solitario, a fin de cuentas, no es más que otra herida. Sangrar se vuelve constante en esta vida, dejarse la piel, romperse la voz y los relojes para que el tiempo no pase, dejar que todo siga, dar siempre otra oportunidad, darla hasta perder la cuenta de las veces que te has dejado destrozar. Llevo muchos años buscando ese espacio de luz, ese abrazo, ese café para dos; en la actualidad las cosas no cambian, me he vuelto a quedar sentada, con un café cargado, con una libreta llena de esperanzas, proyectos e ideas que se quedarán escritas sin llegar a respirar, me he vuelto a quedar en singular. Sin querer pensé que ya no habría más uno y que volvería a ser, rodeada de personas dispuestas a darlo todo por mi.

Llegar hasta el latido

Estoy en un momento de mi vida en el que soy muy consciente de como todo aquel que se considere artista y que genere arte, en cualquiera de sus ramas, está creando algo muy íntimo. Cuando por ejemplo escuchamos música de autor, sus letras siempre tienen el detalle de hablar acerca de un mes, de una estación, de una fecha; en conclusión, de un 'alguien' que se les ha quedado atravesado ya sea para bien o para mal. Es decir, ellos, intentando calmar su fuego, acaban apagando el nuestro. Tal vez, simplemente cantemos la canción y sigamos con nuestras vidas sin más, pero hay ocasiones en las que somos capaces de captar esas señales. Escuchamos e incluso sentimos esa perdida, ese reencuentro y esos besos. Me llena de alegría aunque también me llega a asustar, como con muy poco y las palabras claves puedes adentrarte en otra(s) persona(s), en otra(s) vida(s); dejas de latir para ti, y empiezas a latir para los demás. Egoístamente nos adueñamos de las canciones de desamor para e

Borrador

"Ya el curso pasado me plantee como sería reencontrarnos. Aún nos teníamos y ya pensaba en volver a encontrarme contigo; tal vez era eso lo que necesitábamos, saber que si nos volvíamos a cruzar, nuestros ojos volverían a comerse. Me hubiese gustado descubrirte ahí, en medio de tantísima gente, en la parada de autobús de cualquier línea. Haberte mirado, sin conocerte, conociéndote, y haber deseado que fuese la primera vez. La realidad es que cuando me paré a pensarlo supe que no sería como en mis sueños; supe que si otro yo hubiese estado ahí, esperando el bus, no te hubiese visto; si otro tú hubiese bajado de ese autobús, cargado de materiales, con prisa y con esa cara larga típica de las clases por la tarde, tampoco soñaría conmigo. La vida pasa rápido y, por desgracia, nos la pasamos mirando al suelo, pensando que nada va a cambiar, pensando en el viernes y en el fin de semana que nos vamos a pegar. La cuestión aquí, no es si nosotros nos reencontraremos o no, el dilema es mayo

Decisión

Hablemos de amor. Si fueses tú quien me pregunta respondería que el amor es descansar. Sentirse en calma. [No mentiría si proclamase delante del bar entero que el amor contigo sabe a cerveza, pero que también sabe a desayuno a desayunos por la noche.] Me atrevería a decir que el amor son los niños con su inocencia. El amor es aceptar que te paguen el café y ser tú quien invita a la siguiente ronda. El amor es recitar poesía la letra de esa canción o el baile más ridículo del mundo. El amor es sin duda abrazar, besar, mirar sin dudas, sin mentiras. Si hablásemos de amor no acabaríamos nunca el amor está sin más en todo. Es decisión tuya verlo. C.

Miércoles

La lluvia, a mi, ni me viene ni me va. Hay gente apasionada que disfruta con el sonido de las gotas al caer e incluso con el olor de las cosas mojadas por estas. Yo no soy una de ellas. Cierto es que, por desgracia, los días grises pasan factura. Se suelen adueñar de uno mismo y le dan un buen chute de morriña, pereza y que sé yo que cosa que hace que llores casi sin pensar en qué. No hay nada como recordar la luz del sol cuando éste no está presente. Recordar los buenos tiempos, las esperanzas futuras, las ilusiones y todos esos proyectos. Olvidarse del miedo en plena tormenta, dejar que todo fluya. Que sean tus manos, las mías y las de quien se cruce, las que abracen. Porque los miércoles de lluvia no están del todo mal si dejas que te saquen a bailar. Que no hace falta ser un amante de la lluvia para sentir esa libertad y tranquilidad que ésta transmite. Que no hace falta sol para sentir su calor. C.

Me declaro culpable.

Me da por pensarnos. Caigo en imaginarte mirándome; llego al punto de imaginar lo que sientes al verme beber café por la mañana. Imagino que tu corazón tranquilo se posa en mi y que sin prisa buscas mis labios y sonríes. No sabes la de veces que he intentado recrear tu sonrisa. Será la morriña de los viernes por la tarde que me ha hecho reconocer(me) que no te he dejado ir. A veces dudo de mi, y te culpo, te culpo por irte y por volver, te culpo sin razones y con todas las de ganar porque ya te lo dije, no es justo que no me dejes avanzar. Sin duda lo peor de toda esta situación es que no es cierta. Tú, con esa sonrisa que soy incapaz de recordar, te fuiste, sin herir, pero te fuiste, y yo, desde el minuto uno, lloré todo lo que tenía que llorar y me repuse. Decidí reconstruirme desde el primer momento, me lo debía y así lo he hecho. Por eso, culparte de no avanzar es solo una excusa para encubrirme. No puedo soportarlo pero que remedio; reconozco que aún te imagino, conmigo. C.

Realidad relativa

Seamos realistas, últimamente ando sin pensar. Llevo tan fuerte la música que no soy capaz de distinguir mis sentimientos de la voz de Fredi, que me hace temblarte. Como él canta 'me has llegado hasta el pulmón' y ya no sé si soltarte o hacerte hueco. Repito, que ando sin gafas en el tema del amor. Que ser miope nunca había encajado tan bien entre mis sentimientos. Que si tiemblo es por mi, y eso si que es real. C.

Pijama

Estás hasta en las mangas de mi pijama, escrito tu nombre por mi puño y tus besos por tus labios. Las noches ya no son igual; son largas e incluso infinitas, hasta que mi corazón deja de mentirse, entonces deja que te vayas... que todo se vaya; porque hace tiempo que no se trata solo de tu voz, que no sangro solo por la distancia que nos separa. Hace tiempo que mi vida ya no gira, pero no se ha detenido, no sé si eso es bueno pero me muero por descubrirlo. Descuida, sigues presente, seguirás, pero hoy no dueles, no como antes. C.