Sí
Descuidarse es tan fácil que no eres consciente de cuando empiezas a hacerlo. Cuando te fuiste me prometí a mi misma no dejarme, no olvidarme de mí. Me he fallado. Que duro reconocer que he dejado de quererme, que he dejado de cuidarme, mental y fisicamente; y es que no eres consciente de que te has dado la espalda, simplemente un día te das cuenta que hace mucho que no lloras, que hace mucho que no sientes, que no te ríes, que no te apetece levantarte. De repente eres consciente de que has recaído. Que la tristeza sin sentido ha vuelto a anidarse en mi cabeza y que mi corazón sigue latiendo sin que yo quiera, que vuelvo a revivir el día que me alejé de ti en el taxi y que vuelvo a sentir la ansiedad que da verte perdida, sin rumbo. Solo hay dos formas de afrontar la herida, dejarla sangrar o querer taparla. Yo decido dejarla sangrar, que me desangre hoy mismo si hace falta, pero tu recuerdo no vuelve a herirme. No le voy a permitir taladrarme, no le voy a permitir hacerme sen